sábado, 5 de diciembre de 2009

LA MAGIA DEL BEISBOL Y HEMINGWAY



Joe Di Maggio fue un importante jugador de béisbol. Algunos aficionados piensan que este súper dotado alcanzó la celebridad por su poder para aplastarle la nariz a “ Doña Blanca” cada vez que se paraba frente al pentágono y ponerle alas tan potentes que la hiciera volar fuera del estadio.
O por su habilidad en los jardines, sin haber cultivado jamás una rosa. Seguramente por su maestría para conjurar los ataques del equipo contrario, sin más herramientas que su manopla de piel de becerro.



Otros piensan que Joseph Paul Di Maggio, debía su gloria, al haber formado parte de uno de los equipos de béisbol mas famosos del mundo: los Yankees de Nueva York. Los “ villamelones” aseguran que su aura creció, cuando se casó con la celebérrima Marilyn Monroe, perpetuándose en el podium del béisbol, situación que molesta a los conocedores de este deporte y además un insulto para el record dejado por “Joe”, grande entre los grandes, de los que tuvieron el privilegio de integrar a los “ Mulos de Manhattan” como también eran conocidos.

EL MAGO Y DI MAGGIO

La verdad es Joe Di maggio debe su celebridad al Nóbel de Literatura, el escritor y periodista Ernest Hemingway y así lo reconoció el propio Joe : "Hemingway me honró demasiado. Yo fui un simple jugador de béisbol y él es el más grande escritor que conocí".

El gran Di Maggio, que además de extraordinario atleta , era un hombre honesto en su vida personal, lo que trasciende al campo de juego y así quedó constancia, por ello, declaró así en una entrevista realizada por el New York Times en 1974.
Ernest Hemingway era un gran admirador de Di Maggio y en su libro “ El viejo y el mar”, lo nombra en varios pasajes. He aquí uno de ellos: "Me hubiera gustado llevar a pescar al gran Di Maggio -dijo el viejo-, dicen que su padre era pescador, quizás fuese tan pobre como nosotros y comprendiese".

NO HAY MAGIA SIN MAGO.

Sin duda, la chistera y el conejo existen, pero era necesario el mago frente al espectador para desaparecer la liebre cuando le viniera en gana...o viceversa.
Giuseppe Paolo Di Maggio, padre de Joe, aparece justo cuando debe, es decir, cuando el escritor quiere darlo a conocer al mundo y no cuando en realidad había lleqado a Estados Unidos en 1898 desde Sicilia, en donde era pescador.




No es casual que Ernest Hemingway, quien en 1952 publicó “El viejo y el mar”, por la que ganó el Premio Pulitzer de Literatura en 1953, hubiera decidido vivir en la Finca Vigia, su hogar por 20 años en Cuba, lugar en donde escribe esta novela corta y heroica sobre un viejo pescador cubano, luego de trotar por el mundo como reportero de guerra, aficionado a la cacería, la pesca , el boxeo y el béisbol.

CUBA, EL BEISBOL Y VERACRUZ.
Ciertamente Cuba, el béisbol y Veracruz tienen lazos indisolubles.

La vida de Veracruz giraba en torno a los juegos de béisbol. Desde las primeras temporadas, los partidos eran animados por una danzonera, cualquier espectador forastero que por casualidad o por interés, estuviera en aquel escenario aún estando ciego, le bastaba que tuviera los otros cuatro sentidos, para saber que se encontraba presenciando un partido de béisbol en el puerto de Veracruz.
Eran tiempos del porteño Jorge Pasquel, amigo de los presidentes Miguel Alemán y Ruiz Cortinez, acaudalado empresario de la distribución del petróleo y sus derivados, dueño del periódico Novedades de la ciudad de México, agente aduanal, era además aficionado sui generis al béisbol y uno de los propietarios de clubes atípico más trascendente en la historia del béisbol nacional y particularmente en la vida del Club Águila de Veracruz.

Algo de magia había en la vida de Jorge Pasquel, que se daba sus mañas para además de manejar sus múltiples negocios y atender su equipo de béisbol, estiraba el tiempo para tener romances con mujeres famosas y célebres como María Félix, a quien diariamente llevaba comida en su hidroplano, acuatizando en el Lago de Pátzcuaro, en donde María filmaba “Tizóc” al lado de Pedro Infante.

Como todo mago millonario, Pasquel era excéntrico y no se conformaba con tener un buen equipo de béisbol, sino que, en lo más caliente de la discriminación racial en México y en los EUA, cuando ningún empresario se atrevía a contratar a un jugador de raza negra, él, Jorge Pasquel se propuso traer al Aguila de Veracruz a los beisbolistas negros más importantes de todos los tiempos y lo consiguió.
Tal es el caso Raymond Dandrige (Brazo derecho de Pasquel), Leroy "Satchel" Paige y Joshua Gibson, de los que Jorge Pasquel se sentía muy orgulloso.



Para tener una idea de la clase de jugadores que se había agenciado el veracruzano Pasquel, Joshua Gibson era uno de los hombres con un historial muy grande y trágico, tremendo bateador y debió haber sido el primero en jugar en grandes ligas, muy superior a Robinson, por su gloria comprobada aún sin haber pisado un estadio en donde se jugara un partido contra beisbolistas blancos.



Leroy "Satchel" Paige, su calidad de juego era indiscutible, al grado tal que el inmortal de los Yankees Mickey Mantle cuando abrió su restaurante frente Central Park ordenó erigir en mero enfrente de su puerta, una estatua de él, de su ídolo, Leroy “Satchel” Paige.




Después de ellos, al puerto vinieron y jugaron muchos peloteros cubanos y estadunidenses sensacionales que hicieron raíces en el puerto. Santos Amaro, Lino Donoso. Ahí pudieron ver a Al Pinkston volarse la barda muchas veces, pero ya con el home del lado de 20 de noviembre.

Las filas del club Águila de Veracruz, vieron pasar, entre otros, Guillermo “El Huevito Alvarez”, El mejor shortstop en la historia del béisbol mexicano. Poseedor de los récord de 9 temporadas,7 de ellas consecutivas y de 16 temporadas jugadas. Pero el que se le guisaba aparte y tiene un capítulo especial en el béisbol de Cuba y Veracruz, sin duda lo es el maestro Martín Dihigo, y al mencionarlo me pongo de pie.
Incomparable pelotero cubano que se distinguió en todas las posiciones, pero sobre todo como pitcher. Bateador formidable. Primero en lanzar sin hit ni carrera en 1937 y en conectar 6 hits en 6 veces en 1938, precisamente con el Águila de Veracruz. Poseedor de los record de mejor porcentaje global en ganados y perdidos y de carreras limpias en todos los tiempos.

De aquella magia, sólo queda el recuerdo. Veracruz, increíble no tiene un estadio de béisbol a la estatura de su linaje, pero sobre todo, por ahora no tiene un mago, un cronista, no tiene un Ernest Hemingway.

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